Miguel Ángel sale al escenario convertido, una vez más, en el personaje que le dio celebridad en toda España hace ya varias décadas: Marianico el Corto. Sin embargo, su mente vuela lejos de ese escenario porque sus propios chistes ya no le hacen gracia. Ahora solo quiere hacer una película surrealista como las de su admirado Luis Buñuel.