Peter Perez, un hombre de 84 años conocido como Pepi, embarca en un viaje desde su casa en Viena al pueblo de Paterna de Rivera en Andalucía para enfrentarse a su relación conflictiva con el flamenco más auténtico. Su infancia en el campo de concentración de Rivesaltes en Francia marcó su relación con esa música. Hoy en día lo transporta a los momentos más oscuros de su infancia, pero contradictoriamente también alivia su sufrimiento.