Los hermanos colaboran en secreto para capturar al verdadero asesino, "Yoon-jae" y limpiar el nombre de Sung-hoon. Mientras siguen la pista del asesino, un niño del centro de Jo Eun-ki, Yuna, resulta brutalmente atacada. Sung-joon identifica al sospechoso, Choi Soon-gil, a partir de un dibujo de Yuna de uno de sus tatuajes y se enfrenta a él, descubriendo al final una pieza fundamental del puzle.